La bisabuela no revive.
Había una vez dos niños llamados Juan y Facundo. Ellos vivían con sus padres , en una pequeña ciudad. Siempre estaban averiguando todo lo que pasaba, eran muy curiosos y traviesos. Juan tenía siete años y Facundo ocho años. Les gustaba ir a la escuela porque allí se divertían mucho jugando con sus amigos.
Siempre deseaban conocer personas y cosas nuevas, experimentar, construir y muchas cosas más.
Un día estaban con su mamá en su casa, cuando de repente llegó su papá con una inesperada noticia. La noticia era que su bisabuela había fallecido. Ellos se pusieron muy mal, porque Cristina, la bisabuela era una persona a la cual apreciaban muchisimo.
En ese tiempo todo era diferente, todo muy distinto a la actualidad, En aquella época, los cuerpos de las personas fallecidas permanecían unos dias para que luego los colocaran en el correspondiente ataúd. El cuerpo de su querida bisabuela estaba en un garaje, encima de una mesa.
Sus padres no los dejaban por nada, entrar en ese lugar. Pero al otro día cuando sus padres dormían, ellos se levantaron en silencio y fueron al lugar. Cuando la vieron, se les ocurrió darle aire por la boca y como se dieron cuenta que se le inflaba el estómago, pensaron que si repetían eso varias veces podrían lograr que su bisabuela volviera a respirar. Luego de repetir el loco pensamiento, llegaron a la conclusión de que no estaba funcionando y tampoco iba a funcionar. Entonces volvieron a su casa como si nada hubiera pasado.
Cuando llegaron a la casa sus padres estaban levantados, sentados desayunando en el pequeño comedor de su casa. Los padres les preguntaron - ¿dónde estaban chicos ¿ - , los dos hermanos se miraron y contestaron – jugando en nuestro patio.
Así quedo todo bien y sus padres los invitaron a desayunar todos juntos en familia.
Muchos años más tarde, una mañana de invierno, se encontraban sentados junto a la estufa, cuando comenzaron a recordar su pasado.
- Juan dijo: ¿te acordás Facundo de lo que intentamos hacer con nuestra bisabuela?
- A lo que Facundo respondió: Claro que me acuerdo, como olvidarme de ese intento de revivir a nuestra querida bisabuela. ¡que locura!
Luego siguieron conversando y recordando anécdotas de sus vidas.
FIN
